Qué harías si te levantaras sabiendo que ese sería tu último día. Si una alarma sonara a las 6 de la mañana con el mensaje de “éste es tu último día de vida”, que las próximas 24 horas son las últimas. ¿Qué harías? Te pondrías a llorar desconsoladamente o intentarías reponerte y pensar el cómo podrías aprovechar tus últimas horas.
¿Qué situación difícil sería cierto?
Tal vez habrá personas que lamentarán las cosas que no hicieron en la vida, otras llorarán amargamente por los te amo que no dijeron o por las verdades que callaron. Otro grupo de personas tal vez pensarán que su vida fue un desperdicio o que estuvo lleno de dolor, así que qué bueno que se terminará. Algunos soñadores pasarán el día pensando en qué pudieron haberse convertido si tuvieran más tiempo o qué cosas alcanzarían.
Puede que haya alguno que otro que diga, bueno, viví una vida plena, no necesitaba vivir más días. Tal vez serías de los que dirían, voy a vivir el día de hoy siendo la mejor persona posible para mi familia y mis amigos.
Y tal vez ninguna de estas cosas u otras que se nos pueden venir en mente estarían mal, pero que crees si te digo que la biblia dice en Mateo 16:26 “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Ahhh no habías pensado en tu alma. Vamos a verlo de esta manera. En la vida podremos alcanzar muchas cosas, podemos decidir el tipo de persona que somos, podremos tomar buenas y malas decisiones. Pero cuando nos llegue el día de partir, no tendremos la oportunidad de saberlo con antelación y aprovechar los últimos momentos. Tan siquiera las personas que les dan la triste noticia de que tienen una enfermedad terminal y le quedan tantos días o meses, pueden tener como certero que así será. Pero, sin embargo, si desde hoy, si no lo estás haciendo ya, decides entregar tu vida a aquel que puede cuidar tu alma y guardarla de pasar una eternidad en dolor, entonces comenzarás a vivir una vida plena en Dios.
Solo el camino que nos ofrece Cristo nos lleva a querer ser personas de bien, que aman aún a sus enemigos, que buscan vivir la verdad, la plenitud con los suyos y los que le rodean. Que tienen la certeza que de cuando llegue el último día de sus vidas no habrá de qué arrepentirse en esta vida ni en la siguiente, porque sus acciones y fe los llevarán a no perder su alma y a quedar en el recuerdo de los que quedan aún en la vida, que fuiste una persona que vivió la plenitud del amor de Dios.
No hay mayor certeza que cuando se vive una vida en al amor de Cristo, se vivirá siendo la mejor versión de ti mismo. Atrévete a soñar, pero a soñar en aquél que soñó para ti una vida, una eternidad a su lado.
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