Has meditado en la manera en que David comenzó a llegarse al lugar a donde Dios lo había llamado a reinar. Me parece muy interesante que luego de ser ungido no fue llevado directamente al Palacio, de hecho llegó a servir y muy lejos de ser coronado.
Aveces nos preocupamos por ayudar a que se cumpla la palabra que Dios depositó sobre nosotros. Es realmente ese nuestro trabajo!? Creo que sabemos la respuesta. No! por si le queda duda.
“Estad quietos y conoced que yo soy Dios” dice el Salmista
Dios hace como quiere, cuando quiere y con quien quiere.
No importa lo que el hombre vea, o lo que tu veas al mirarte al espejo, lo que importa es lo que Dios está viendo. Oremos al Señor para que nos permita vernos como Él nos ve.
Meditar en esto, me lleva a pensar que debemos enfocar nuestros esfuerzos en nuestra relación con aquel que tiene mi tiempo y mi propósito en sus manos.
Termino con lo escrito por el Apóstol Pablo
“siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,”
2 Corintios 3:3-5 RVR1960
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