Sinceramente el deporte del tiro al blanco no es algo fácil. Ya sea con el arco y flecha, un rifle, una bola para tumbar unas botellas, hay que tener destreza y mucha práctica. Hay que conocer el arma, hay que conocer sobre distancia, viento, pesos, fuerzas, en fin, muchos detalles. No solo basta conocer todo esto si no que como decimos coloquialmente, la práctica hace al maestro.
Ya al momento de tirar al blanco veremos que todos estos factores mencionados se pondrán en acción y de ellos dependerá que demos en el blanco. Pero le sumaremos los nervios, la visión y tantas otras variables que pueden afectar.
La vida es como tirar al blanco, llegarán momentos que tendrás la mirada puesta en el punto que quieres alcanzar, pero habrá grandes momentos de decepción que por distintas razones fallarás a dar donde quieres dar. Fallarás dar en el blanco, lo que no es otra cosa que no alcanzar aquellas cosas por las cuales a veces luchamos tanto, soñamos tanto, anhelamos tanto. Más sin embargo a veces herramos al blanco por el simple hecho que estamos apuntando al lugar incorrecto. No quiere decir que todo fracaso significa que estamos aspirando cosas que no nos convienen, pero sí debemos tener en cuenta que para estar seguros de estar buscando dar en el lugar correcto, debemos de buscar la dirección correcta. Así como el que tira al blanco debe conocer la dirección en que sopla el viento y la velocidad con la cual lo hace, debemos nosotros conocer a Dios y la dirección que Él quiere dar a nuestras vidas. Juan 14:6 Jesús dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, por tanto, toda meta que nos tracemos en nuestras vidas deberá ser puesta en manos de Dios, de esa manera, aunque fallemos entenderemos que Él tiene un blanco mejor para nosotros. No importa las veces que no lleguemos, disfrutemos el camino y aprendamos de él. Pero ten por seguro que cuando tu meta es la misma de Dios para ti, lo que te restará será confiar en que cuando lances la flecha darás justo en el centro. Dios ha prometido estar contigo y tus sueños en Él serán victorias que te harán entender que no hay nada mejor que poner cada plan de tu vida en las manos de Él. Aunque vengan momentos que sientas que estas fracasando en todo lo que haces, no olvides que no hay mala puntería, solo propósito de Dios, y siempre de su parte vendrá algo mejor de lo que tu crees. Así que anímate a seguir creyendo en que no vas solo y Él te lleva de tu mano y aún en sus brazos en los peores momentos de tu vida.